miércoles, 25 de enero de 2012
Soberbias bufas en salud laboral
Si hay algo que nos resulta evidente para los miembros de CGT es la falta de cultura de prevención en riesgos laborales de la dirección de la empresa. No hay día que no queden con el culo sin donaire, chusca postura que causa vergüenza ajena. En la pasada reunión del Comité de y Salud de Madrid (conjunta entre GSS Line y GSS Venture), la parte empresarial boicoteó con su actitud cualquier decisión que se pudiese llevar a cabo. De los nueve integrantes de la misma, sólo dos acudieron a la cita, Mónica Martínez y Marcos Casillas; el resto prefirió tomarse el día libre. Esta falta de interés contrastaba con los importantes asuntos a tratar, entre ellos la evaluación de riesgos de la prueba piloto en una de las plataformas de BBVA. En 4 puestos de trabajo, como ya informamos en un anterior número, se habían instalado un segundo monitor, con el fin de dar cobertura a un programa informático cuyo fin era computar las inquietudes del cliente, a través del tono de voz. Esta nueva situación había creado malestar
entre los agentes por el sobreesfuerzo que causaba estar pendiente de una información superior a la que trataban habitualmente, además de dejar poco espacio por la instalación de la nueva pantalla en la mesa.
Mónica Martínez, responsable de que el cliente estuviese experimentando con estos puestos de
trabajo, argumentó que no había informado al Departamento de Prevención de esta situación
por no considerarlo necesario, y que los agentes afectados no habían expresado su rechazo.
En los dos informes que se realizaron sobre este cambio en las condiciones del puesto de trabajo,
uno por parte de dos delegadas de prevención y el otro por parte de los técnicos de la empresa, expresaron, a pesar de sus diferencias, una realidad innegable: las quejas de las
trabajadores.
La señora Martínez quedó en evidencia otra vez; y recordando la sentencia quevediana de que “ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos”, primero comenzó a murmurar que aquella reunión le parecía barriobajera y, a continuación, cuando un delegado le recriminó su actitud, comenzó a insultarlo y se marchó, huyendo sin saber a dónde. Más tarde sabríamos que había dimitido. Su sustituto: el director de Personal de GSS. Nos han dicho que viene “echando espumas por los ojos, ebrio/ de amor”.
entre los agentes por el sobreesfuerzo que causaba estar pendiente de una información superior a la que trataban habitualmente, además de dejar poco espacio por la instalación de la nueva pantalla en la mesa.
Mónica Martínez, responsable de que el cliente estuviese experimentando con estos puestos de
trabajo, argumentó que no había informado al Departamento de Prevención de esta situación
por no considerarlo necesario, y que los agentes afectados no habían expresado su rechazo.
En los dos informes que se realizaron sobre este cambio en las condiciones del puesto de trabajo,
uno por parte de dos delegadas de prevención y el otro por parte de los técnicos de la empresa, expresaron, a pesar de sus diferencias, una realidad innegable: las quejas de las
trabajadores.
La señora Martínez quedó en evidencia otra vez; y recordando la sentencia quevediana de que “ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos”, primero comenzó a murmurar que aquella reunión le parecía barriobajera y, a continuación, cuando un delegado le recriminó su actitud, comenzó a insultarlo y se marchó, huyendo sin saber a dónde. Más tarde sabríamos que había dimitido. Su sustituto: el director de Personal de GSS. Nos han dicho que viene “echando espumas por los ojos, ebrio/ de amor”.
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