sábado, 10 de septiembre de 2011
Ándeme yo caliente, y ríase la gente
Desde que se celebraron las elecciones en GSS Line Madrid, en enero de 2010, la dirección de la empresa emprendió una estrategia de acoso a los delegados sindicales sin precedentes. Como todos sabéis, en estos momentos está prohibido repartir las publicaciones de los sindicatos en los puestos de trabajo, y si podemos haceros llegar nuestros comunicados es gracias a que hay compañeros que los distribuyen de madrugada por las plataformas, o lo reparten en la calle a la entrada o salida de los edificios.
Sanciones sin cuento y retirada de convocatorias y notificaciones sindicales de los corchos de información, se unen a una actitud desafiante que se concreta en amenazas y descuentos en las nóminas de los delegados aduciendo ausencias injustificadas inexistentes.
En la última reunión del Comité de Empresa en Madrid, se decidió por unanimidad protestar ante esta política orquestada por Julio Alberto Pérez Rosales, que dirige a sablazos y en calentones, con vaina y todo, el departamento de Relaciones Laborales. La demanda se la hicimos llegar a Vicente López, Presidente del Grupo GSS, y a su hijo César, Director General, máximos accionistas de la compañía. La respuesta: el ninguneo más absoluto. Este desprecio y hostilidad con el que se trata a los representantes de los trabajadores desde las más altas instancias de la empresa, delata lo incómodo que les resulta sentarse a negociar y flexibilizar sus arrogantes proyectos.
Como una madre
Actitud que contrasta, como la presunción de una calavera, con las afirmaciones de nuestro Presiente, en una de sus últimas entrevistas pomposas a un medio de comunicación. Fue recientemente en Diario Negocio, cuando se definió como una madre con respecto a sus empleados, a los que mira con tierno afecto mientras ellos crecen bajo sus amorosas alas.
Suponemos que se refiere a la cohorte de directivos que le arropa, no a los teleoperadores que realizan todos esos servicios que ellos consiguen contratar a precio ganga. Todos los trabajadores debemos ser conscientes de donde estamos. En un grupo que en el año 2010 facturó alrededor de 110 millones de euros y tiene en nómina a más de 6.000 empleados en todo el mundo. Nos estamos refiriendo, pues, a una multinacional, no una pequeña compañía familiar, por más que luego se dediquen a parcelarla en empresas según la ubicación, campañas o criterios fiscales. Mientras que Vicente López presumía hace unos meses en el mismo medio que una sociedad de capital de riesgo tenía prevista su entrada en el Grupo GSS, lo que “triplicará en el plazo de dos años la facturación de su compañía”, a los trabajadores de todas las empresas, de las que tenemos información, les ha congelado el sueldo desde 2010, aprovechando el desencuentro en la mesa de negociación del convenio. Parece ser que el nivel adquisitivo de los empleados, aunque el IPC siga subiendo, importa bien poco cuando nuestra Alma Mater desde el pedestal nos observa crecer. Por otro lado, ni las diferentes secciones de CGT en la compañía, ni los Comités de Empresa donde hay miembros de nuestro sindicato, han sido informados de qué sociedad se trata, ni cómo afectará esta estrategia empresarial a los trabajadores.
A estos señores, el deber legal de informar a los representantes legales se les ha debido de extraviar entre tanto hercúleo proyecto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Asi es, la libertad de expresión para que no la conocen. Como gss pierde siempre todos los juicios, habrán pensado: uno más......
Publicar un comentario